Thursday, July 3, 2014

Sólo Di Que Sí

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"!Vengan, volvámos al Señor! El nos ha despedazado, pero nos sanará; nos ha herido, pero nos vendará. Después de dos días nos dará vida; al tercer día nos levantará, y así viviremos en su presencia. Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de maniferstarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra" —Oseas 6:1-3 NVI

En el mundo del ejercicio, la frase "sin dolor no hay recompensa" tiene sentido. Antes de que la pesa nos diga si el esfuerzo está dando algún resultado, la única manera como sabemos que algo positivo está sucediendo como resultado de todo ese torcerse, girar, doblarse y estirarse, es lo mucho que nos duele. Cuado empieza a doler estamos tentados a renunciar. Si renunciamos no hay recompensa.

Oseas reconoce que el pueblo de Dios está sufriendo. Sin embargo, la presencia del dolor es algo bueno: Prueba que Dios se preocupa lo suficiente para seguir insistiendo, para seguir disciplinando. A diferencia del ejercicio físico, la mejor manera de beneficiarse del dolor espiritual es dejar de hacer lo que sea que esté causando ese dolor. Las máquinas para hacer ejercicio se ajustan a la fuerza de la persona que ejercita.

Es necesaria una cierta cantidad de resistencia cuando alguien ejercita. A medida que la persona adquiere fuerza, se le añade más resistencia a la respusta de la máquina. Sólo un necio trata de presionar contra algo que no se mueve. Resistir contra algo inmovible, no resulta en la avería de la "maquinaris", sino en la avería de la persona que resiste.

Oseas invita a Israel a dejar de presionar contra Dios. Él nos llama a reconocer a Dios; a decir "¡sí, hemos hecho mal, Tú tienes razón!" Así como Dios los ha quebrantado, o ellos se han quebrantado a sí mismos presionando algo (o alguien) inmovible, Dios sanará lo que se ha roto; Él perdonará, Él restaurará, Él dará una nueva vida.

Así como la lluvia de primavera suaviza la tierra y le da vida a la semilla enterrada bajo su superficie, así Dios traerá nueva vida a aquel que deje de luchar contra Él, que lo busque, y le permita traer la recompensa sin todo ese dolor.


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