Thursday, January 22, 2015

Confía en el Guía

guidedogs.com (Google Images)
"Si me dirijo hacia el este, no está allí; si me encamino al oeste, no lo encuentro. Si está ocupado en el norte, no lo veo; si se vuelve al sur, no alcanzo a percibirlo. Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro" —Job 23:8-10 NVI.

Los ciegos implicitamente tienen que confiar en sus perros guías. Job estaba ciego. Él no podía ver a Dios. No tenía ni idea de dónde estaba Dios en todos esos terribles eventos de su vida. Pero, a pesar de los altos y bajos espirituales resgistrados en el libro de Job, él nunca dudó de que Dios estuviera ahí en algún lugar. Se merece una calificación de 19 sobre 20.

El contexto indica que las palabras de Job aquí eran dichas en cierto modo desafiantes. Pero, cualquiera que fuese su humor, las palabras siguen siendo verdaderas. Aún en los momentos más oscuros de nuestras vidas, cuando no podemos encontrar a Dios no importa cuánto busquemos, debemos creer que Él está presente con nosotros aunque no lo podamos encontrar.

Job también reconoció, al fin, que todo lo que le había sucedido había sido una prueba. Lo que fuera que pensara sobre los métodos y el silencio de Dios, Job sabía que todo lo que le había sucedido venía del Señor.

Cuando Job dijo: "si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro", él decía la verdad hasta cierto punto. No todo el que es probado, permanece fiel a Dios. El oro olímpico se lo llevan aquellos que perseveran hasta el final.

Debemos confiar en el Guía y hacer lo que Él dice, aunque no lo veamos. Proverbios dice: "Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal" (Proverbios 3:5-7 NVI).

Un ciego desarrolla una gran habilidad para oír. En los tiempos en los que no podemos ver a Dios, cuando no sabemos dónde está, o lo que está haciendo, debemos practicar nuestra fe, seguirlo a Él implicitamente y escuchar más atentamente Su voz mientras nos habla a través de Su palabra. Entonces la medalla de oro olímplica estará garantizada.


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