Thursday, January 9, 2014

El Que Da y Quita

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"Le di mi bendición — y bendecido quedará" (Génesis 27:33)

Dar y quitar...era lo que Esaú, hijo mayor de Isaac quería que su padre hiciera cuando descubrió que, por error, Isaac le había dado a Jacob la bendición destinada al hijo meyor.

Hoy en día prodigamos "bendiciones", a veces sin decirlo en serio. Pero en la cultura del Oriente medio en el tiempo bíblico, las bendiciones tenían un gran peso.

La bendición de Isaac era tan válida e inquebrantable como un testamento. Él estaba declarando lo que él pensó era tan válido como un testamento en el lecho de muerte. En la cultura oriental, este testamento era considerado vinculante. No había tal cosa como cambiar el testamento, o añadirle un apéndice alterando el original. En los tiempos bíblicos, una bendición dada era una bendición cumplida.

Isaac no tomó a la ligera lo que había dicho, aunque se lo había dicho a la persona equivocada. Él podría haber deseado retractarse, ya que Esaú era su hijo favorito. La verdad era, que no importaba quién había sido bendecido en la familia de Isaac, esa bendición no tenía mérito alguno, ya que ni Esaú ni Jacob le daban valor a las cosas que Dios consideraba importantes.

La gracia es el inmerecido favor de Dios. Es la bendición que Dios da, de la cual no se retracta, aunque no la merezcamos, y aún cuando la tomemos con motivos turbios. Igual que Jacob, necesitamos tiempo, y una vida llena de experiencias, para entender verdaderamente, apropriadamente, y apreciar la gracia de Dios como es debido. Dios toma sus bendiciones muy en serio. Una vez dadas, están cumplidas. Si Él nos promete gracia, gracia es lo que recibimos, incondicionalmente y sin limites.

Recibir la bendicion de su padre puso a Jacob en un sendero que lo llevó a su propio encuentro con Dios (Génesis 32:22-32). Recibir la gracia de Dios nos lleva a la intimidad con Dios, y como en el encuentro de Jacob con Dios, el resultado es un cambio radical.



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