Thursday, May 2, 2013

Cumplir las Promesas

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"Me presentaré en tu templo con holocaustos y cumpliré los votos que te hice; los votos de mis labios y mi boca que pronuncié en medio de mi angustía" —Salmo 66:13, 14.

Cuando llegan los problemas, comienzan las negociaciones con Dios:
"Si tan solo me sacas de este problema...
...iré a la iglesia todos los domingos
...no volveré a beber
...seré más cariñoso con my esposa, los niños, la familia política
...daré ofrendas
...no me volveré a quejar
...leeré mi Biblia cada día
...controlaré mi lengua
...seré..haré..." Y así continuá la lista.

Sin embargo, cuando todo vuelve a la normalidad, el cumplimiento de los votos queda a un lado hasta que llega el siguiente problema. Entonces contamos con la gracia de Dios para que no nos haga responsables por las promesas hechas y las promesas no cumplidas.

La Biblia toma muy en serio los votos. El Señor mismo nos advierte: "...han oído que se dijo a sus antepasados: 'No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor'. Pero yo les digo: 'No juren de ningún modo...Cuando ustedes digan 'sí', que sea realmente sí; y cuando digan 'no', que sea no. Cualquier cosa más, proviene del maligno" (Mateo 5:33-37).

El juez, Jefté, le prometió a Dios que le ofrecería al Señor a la primera persona que saliera por la puerta principal de su casa, si tan solo Dios le diera la victoria sobre los amonitas (Jueces 11:30, 31). La primera personas que salió de la casa fue ¡su única hija!

No podemos negociar con Dios: Él nos conoce demasiado bien. Él hará lo que tenga que hacer con o sin nuestros "tratos", pero nos pedirá que paguemos nuestras promesas cuando las hagamos.

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