Thursday, October 16, 2014

Estados de Cuenta Bancarios Celestiales

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"No acumulen para sí tesoros  en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón" —Mateo 6:19-21 NVI

Yo no podía dejarlos ir. Después de que mis padres murieron, mi hermano y yo comenzamos a cerrar su casa y a prepararla para su venta. Pero había ciertas cosas de las que no me podía deshacer o vender, cosas de valor sentimental para mí que me conectaban con mis padres. Al pasar el tiempo, me di cuenta de que, sin importar cuánto estuviera apegada a esas cosas, ninguna era permanente. En Venezuela, la humedad es un problema serio; como pronto descubrí cuando la sierra de mi padre comenzó a oxidarse, algo que nunca sucedió en todos los años que estuvo guardada en nuestro sótano en Timmins. Esa sierra ilustró la verdad de que nada permanece.

El día de nuestro primer bautizo en Caracas, mi cámera fue robabda en el estacionamiento mientras cargábamos las cosas al automóvil. ¡Setecientos dólares se habían ido en segundos! Nada es eterno.

La realidad es que lo que ganemos en la tierra, no solo NO nos acompañará en nuestro viaje final sino que probablemente tendremos que reemplazar todas las cosas continamente a lo largo de los años a medida que recorremos nuestro camino hacia el fin terrenal. No podremos llevar nada con nosotros.

El consejo de Jesús es preciso: nuestra vida eternal debe ser una escala hacia la eternidad, no un contenedor de almacemiento para este breve "bip" en nuestro radar físico que es nuestra vida. Lo que invertimos aquí debe enfocarse en lo eterno no en lo temporal. ¿Qué es lo eterno? Dios. "las cosas de Dios" incluyen las inversiones eternas de carácter y servicio descritos en el más largo de los sermones del Señor registrados en Los Evangelios.

Donde busquemos nuestro tesoro es done estará nuestro  "corazón" y nuestro esfuerzo. David Livingston, famoso misionero del siglo 19 dijo: "No pondré valor en nada que tenga o posea, excepto en la realción que tenga con el reino de Dios".


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